Desde otro ángulo: 3 formas de descubrir la costa de Altea navegando el Mediterráneo

Desde el casco antiguo hasta las calas escondidas, Altea se revela poco a poco a quienes saben mirar. Pero hay una perspectiva que a menudo pasa desapercibida y que, sin embargo, guarda algunos de sus momentos más memorables: el mar. Navegar la costa alteana no es solo una actividad más del verano. Es una manera distinta de entender el paisaje, el silencio, la luz... y, por qué no, también el tiempo.


Hoy te proponemos tres formas de salir al agua y dejarte llevar. Excursiones que no requieren experiencia previa, solo ganas de observar el mundo desde otra orilla.


1. Catamarán al atardecer: cuando el mar y el cielo se confunden
Hay un momento del día en que Altea parece detenerse. La luz se vuelve más cálida, el aire se suaviza y el mar se tiñe de reflejos dorados. Subirse a un catamarán a esa hora es regalarse una experiencia casi poética.


Estas salidas suelen durar unas dos horas y recorren tramos tranquilos de la costa. Algunas parten desde el puerto de Altea y bordean acantilados y calas hasta llegar a la zona del Faro del Albir o incluso más allá, siempre dependiendo del viento.


Lo especial no es tanto el destino, sino el trayecto: la brisa, la música suave, una copa de cava en mano y la sensación de estar, literalmente, flotando entre el día y la noche. Es una de esas experiencias que no se cuentan, se viven.


Ideal para quienes buscan un plan relajado, sin prisas y con cierto aire romántico. Y si estás celebrando algo especial, muchas empresas ofrecen alquiler privado con opción de catering a bordo.


2. Ruta en kayak o paddle surf: la costa a ras de agua

Si prefieres algo más activo pero igualmente placentero, remar frente a la costa en kayak o paddle surf es una opción perfecta. No se trata de velocidad ni de resistencia, sino de deslizarse con calma, de descubrir pequeñas calas inaccesibles por tierra, de sentir el rumor del agua bajo los pies.

Desde la playa de la Olla o la de Cap Negret salen muchas rutas guiadas que se adaptan al nivel de cada persona. Algunas incluyen paradas para hacer snorkel en aguas cristalinas o para descansar en alguna cala escondida.


Una de las favoritas de quienes ya han probado este plan es la ruta que bordea el acantilado del Morro de Toix, al final de la bahía, donde la roca cae a pico sobre el mar y el agua parece multiplicar sus tonalidades.


El silencio que se percibe desde el agua, interrumpido solo por el sonido del remo, ofrece una conexión distinta con el entorno. A veces, con un poco de suerte, incluso puedes cruzarte con peces voladores, bancos de medusas inofensivas o aves marinas sobrevolando muy cerca.


3. Excursión en barco privado: tu propia ruta sin reloj
Para quienes valoran la privacidad o simplemente buscan una experiencia más exclusiva, alquilar un barco con patrón (o sin, si tienes licencia) es una forma de vivir el mar a medida.


Puedes decidir si prefieres fondear cerca de la Isla de Benidorm y comer allí, explorar el Parque Natural de Serra Gelada por mar o parar a nadar frente a alguna cala virgen.


Algunas embarcaciones incluyen equipo de snorkel, música, bebidas y hasta paddle surf a bordo. Es, en definitiva, una forma de desconectar del mundo por unas horas. Sin horarios, sin gente alrededor, sin itinerarios cerrados.


Este tipo de salida es especialmente interesante para grupos pequeños, parejas o incluso viajeros que buscan un rato de calma lejos del bullicio. Y si prefieres que sea solo un paseo corto, también hay opciones de medio día para no perderte el resto de lo que Altea tiene que ofrecer.


Cuando estás en Altea, es fácil dejarse atrapar por sus calles empedradas, sus fachadas blancas y sus cúpulas azules. Pero la costa guarda otro tipo de belleza, más libre, más cambiante y, sobre todo, más íntima. Explorarla desde el agua no solo amplía la perspectiva: te conecta con el paisaje de una forma que no se olvida.


Desde el Hotel Ábaco estaremos encantados de ayudarte a organizar cualquiera de estas salidas. Porque creemos que las mejores experiencias de viaje no están solo en lo que ves, sino en cómo decides vivirlo.

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