48 horas en Altea: Qué hacer un fin de semana en este destino mediterráneo
Altea es un destino que invita a disfrutar sin prisas. Su casco antiguo, con calles empedradas y casas encaladas, convive con el azul del Mediterráneo en una postal perfecta. Pero más allá de su belleza evidente, la esencia de Altea se descubre en los pequeños detalles: un mirador inesperado, una comida con sabor a mar o la tranquilidad de un hotel con historia.
Si tienes dos días para conocerla, aquí tienes un itinerario diseñado para aprovechar cada momento sin perder la esencia de la escapada.
Día 1: Primer contacto con Altea
Llegada y check-in
Para comenzar la experiencia con el pie derecho, nada mejor que alojarse en un lugar con carácter. El Hotel Ábaco, situado en pleno casco antiguo, es un refugio perfecto para sumergirse en el encanto de Altea desde el primer momento. Cada habitación está cuidada hasta el mínimo detalle, combinando comodidad y un estilo que respira historia.
Tras instalarte, es momento de salir a explorar.
Tarde de paseo por el casco antiguo
Empieza la visita recorriendo el corazón de Altea, su casco antiguo. Sus calles estrechas, de piedra y con casas blancas decoradas con flores, crean una atmósfera única.
Parada obligatoria: Plaza de la Iglesia
Este es el epicentro del casco antiguo. La iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con su inconfundible cúpula azul, preside la plaza rodeada de terrazas y pequeños locales de artesanía.
Desde la plaza, baja por la calle Mayor o explora rincones menos transitados como la calle Salamanca, donde cada esquina sorprende con miradores y balcones llenos de color.
El Mirador de los Cronistas de España es una de las mejores vistas de la bahía de Altea. Al atardecer, el juego de luces sobre el mar es espectacular.
Cena con vistas al mar
Para cerrar el día, la cena merece un escenario especial. En el paseo marítimo hay varias opciones donde disfrutar de la gastronomía local con el sonido del mar de fondo. Un arroz a banda o un pescado fresco a la sal son elecciones perfectas para saborear la esencia de Altea.
Después, vuelve al Hotel Ábaco para descansar en un ambiente tranquilo y acogedor.
Día 2: Naturaleza, arte y mar
Desayuno en el Hotel Ábaco
Nada como empezar el día con un desayuno gourmet en la terraza del hotel. Productos locales, zumos naturales y repostería artesanal para cargarse de energía antes de seguir explorando.
Ruta de naturaleza o paseo marítimo
Para quienes disfrutan de la naturaleza, hay opciones a pocos minutos de Altea:
- Sierra de Bernia: Una ruta con vistas espectaculares y aire puro.
- El Faro del Albir: Un paseo sencillo con panorámicas impresionantes del Mediterráneo.
Si prefieres un plan más relajado, caminar por el Paseo Marítimo de Altea es una opción perfecta. Conecta con el puerto y la zona de Cap Negret, donde se encuentran pequeñas calas de aguas cristalinas.
Tarde de arte y compras
Altea es conocida por su espíritu artístico, y la tarde es el momento ideal para descubrirlo.
Visita a talleres y galerías
El casco antiguo alberga pequeños talleres de cerámica, pintura y escultura donde artistas locales muestran su obra. La Galería Altea o el taller de Toni Marí son buenos ejemplos.
Tiendas de artesanía
Para llevarte un recuerdo auténtico, nada mejor que recorrer tiendas de diseño y artesanía local. Joyería, cerámica y textiles hechos a mano son algunas de las opciones que puedes encontrar.
Brindis de despedida con vistas
Antes de marcharte, una copa de vino en una terraza con vistas al mar es la mejor forma de despedirse de Altea. Algunas azoteas del casco antiguo ofrecen panorámicas inolvidables que hacen que siempre queden ganas de volver.
En solo dos días, Altea ofrece mucho más que un simple destino de costa. Es un lugar donde el tiempo se detiene y cada momento se vive con intensidad. Desde la tranquilidad de su casco antiguo hasta la inmensidad del Mediterráneo, cada rincón tiene algo especial que contar.
Y si hay un lugar que resume esa esencia, es el Hotel Ábaco: un refugio donde la experiencia alteana se vive desde dentro, con la calma y el encanto de un hotel que convierte cada estancia en algo único.
¿Listo para descubrir Altea en 48 horas?